SANTA ÁGUEDA

Catania está fuertemente vinculada a la figura de su patrona, Santa Águeda (Santa Ágata en italiano).

Santa Águeda vivió y murió en el siglo III a.C. en Catania.
Pertenecía a una buena familia y poseía una belleza incomparable, aunque desde muy joven se había consagrado a Jesucristo y había decidido mantenerse virgen.
Cuando el Senador Quintianus, gobernador de la ciudad, la conoció, se encaprichó de ella. Aprovechando la persecución del emperador romano Decio a los cristianos, la capturó e intentó seducirla, pero ella se negó.

Decidido a vencer el rechazo, Quintianus la mandó a casa de una mujer de mala vida llamada Afrodisia, con la intención de que corrompiera su firme moral. Después de un mes, Águeda seguía firme en su entrega a Jesucristo, hecho que enfureció al Senador, que mandó que la torturaran, hasta el punto de que le fueron cortados los pechos.

Cuenta la leyenda que la Santa le increpó a Quintianus "Cruel tirano, ¿no te da vergüenza torturar en una mujer el mismo seno con el que de niño te alimentaste?". Esa misma noche se le apareció San Pedro y le curó las heridas.

Como final a su martirio, Santa Águeda fue echada sobre unas brasas y tras ello murió.

Un año después de la muerte de la Santa el Etna entró en erupción. Los habitantes de Catania pidieron la intercesión de la Santa y, milagrosamente, la lava se detuvo. Por ello, fue nombrada patrona de la ciudad y santa protectora contra los incendios, los rayos y volcanes.

Su festividad se celebra el 5 de febrero.